jueves, 14 de febrero de 2008

Me sabe a damier el "Día de los Enamorados"


Lo admito, toda mi vida he odiado el famoso Día de los Enamorados o Día de San Valentín, en primer lugar porque es una forma de multiplicar el consumismo de Rosas (en todos los colores), Bombones (con todos los rellenos posibles) y Peluches (de todos los tamaños y estilos, con o sin globos); sin olvidar las ganancias que obtienen los restaurantes (desde el más majunche hasta el más lujoso), las compañías de celular porque "los enamorados" regalan teléfonos o hacen llamadas (los más "modestos" no llaman pero mandan mensajitos), las empresas de Cines y por supuesto, los hoteles y/o moteles.
Por otra parte, nunca me he gustado el día de los enamorados porque sencillamente siento que todo el mundo se confabula para restregarme su ¿felicidad?, veo parejitas abrazadas por aquí, parejitas tomadas de la mano por allá, parejitas dándose besitos más allá, como si el 14 de febrero fuera el único día para dar "amor"... Hoy, por ejemplo, tuve que ir a la Universidad, cuando terminé mis obligaciones no lo pensé dos veces y vine a refugiarme a mi casa, a mi cuarto (mi caparazón azul) para no tropezarme con baldes de rosas, ventas de peluches, parejitas empalagosas o con los autobuseros, choferes de carritos y taxistas que sintonizan "La romántica 98.9".
Sólo en mi casa estoy a salvo de todas esas atrocidades, claro, si no veo televisión, ni enciendo la radio...Pero acabo de darme cuenta de que hoy es jueves, mañana es viernes y quincena ¡NOOOOOOO! La pesadilla continuará todo este fin de semana, para darle una prórroga al amor consumista...
¿Por qué tenía que tocarme a mí vivir en esta época?

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