jueves, 7 de febrero de 2008

Saudade de paso por un cyber

Hay momentos en los que es mejor respirar profundo, contar hasta 10, hasta 100 o hasta 1000... Hoy dejé el optimismo en casa y sólo metí pesimismo, ansiedad y melancolía en la cartera, en la cartera de mis pensamientos, emociones y sensaciones; tengo eso que los portugueses y los brasileños llaman Saudade y que no tiene traducción precisa al castellano, porque saudade es justamente la mezcla de tristeza, nostalgia, melancolía, soledad, pesimismo y desesperanza (acabo de recordar a ese gran poeta portugues Fernando Pessoa que bien supo expresar sus Saudades). Mi hermano diría que yo soy muy joven para estar amargada, claro, lo dice porque me quiere y no le gusta verme triste y decaída; pero ¿Cómo hago? si en un momento estoy bien, contenta y de repente se me viene encima todo el peso de la melancolía. Y no es que esa melancolía se fundamente en nada, por supuesto que hay motivos, lo que pasa es que esos motivos me los trago, hay personas con las que he sido extremadamente paciente, extremadamente comprensiva (rayando en la estupidez, lo acepto), extremadamente sumisa... y el detalle es que no sé si lo merezcan.

¿Ustedes vieron la película chilena "El Rey de los Huevones"? Bueno, en este caso, yo sería la Reina de las Huevonas (es decir, la Reina de las Pendejas) sólo espero que, como al protagonista de la película, un día se inviertan los papeles y sean otros los convertidos en Huevones... eeeeee ¿Qué he dicho?¡¡¡¡Funcionó!!! Encontré un poquito de optimismo al final de todo... Me encanta mi blog, es muy buena terapia para mí.

Mientras encuentro un poema de Fernando Pessoa y lo traduzco, los dejo con este que me llegó al alma:


Saudade (Por Miguel Falabella)

Agarrarse el dedo con una puerta duele.
Golpearse la cara contra el piso, duele.
Torcerse el tobillo, duele.
Una bofetada, un puntapié, duelen.
Duele golpearse la cabeza con el borde de la mesa,
duele morderse la lengua,

una carie y piedras en los riñones también duelen.
Pero lo que más duele es la saudade.
Saudade de un hermano que vive lejos.
Saudade de una cascada de la infancia.
Saudade del gusto de una fruta que no se encuentra más.
Saudade del papá que murió, del amigo imaginario que nunca existió...
Saudade de una ciudad.
Saudade de nosotros mismos,
cuando vemos que el tiempo no nos perdona.
Duelen todas estas saudades.
Pero la saudade que más duele es la saudade de quien se ama.
Saudade de la piel, del olor, de los besos.

Saudade de la presencia, y hasta de la ausencia consentida.
Tú podías quedarte en la sala, y ella en el cuarto, sin verse, pero sabiéndose ahí.
Tú podías ir para el dentista y ella para la facultad, pero se sabían allí.
Tú podías pasar el día sin verla, ella el día sin verte, pero sabían del día de mañana.
Pero cuando el amor de uno acaba, o se torna menor,

al otro le sobra una saudade que nadie sabe como detener.
Saudade es básicamente no saber.
No saber más si ella continúa sufriendo en ambientes fríos.
No saber si él continúa sin afeitarse por causa de aquella alergia.
No saber si ella todavía usa aquella mini.
No saber si él fue a la consulta con el médico como prometió.
No saber si ella se alimentó bien últimamente
por causa de esa manía de estar siempre ocupada.
Si él estuvo yendo a las clases de inglés,

si aprendió a entrar en la Internet
y encontrar la página del Diario Oficial.
Si ella aprendió a estacionar entre dos coches.
Si él continúa prefiriendo la cerveza oscura.

Si ella continúa prefiriendo jugo de naranja.
Si él continua sonriendo con aquellos ojitos apretados...
Si ella sigue bailando de aquella forma enloquecedora...

Si él continua cantando tan bien.
Si ella continua detestando Mc Donald's.
Si él continua amando.

Si ella sigue llorando hasta en las comidas.
Saudade realmente es no saber!
No saber que hacer con los días que son más largos,

no saber como encontrar tareas que detengan el pensamiento,
no saber como frenar las lágrimas al escuchar esa música,

no saber como vencer el dolor de un silencio...
Saudade es no querer saber si ella está con otro,

y al mismo tiempo querer.
Es no saber si él está feliz,
y al mismo tiempo preguntar a todos los amigos por eso...
Es no querer saber si él está mas flaco, si ella está mas linda.
Saudade es nunca más saber de quien se ama, y mismo así doler.
Saudade es esto que sentí mientras estaba escribiendo
y lo que tú, probablemente, estés sintiendo ahora después de leer...

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